Los niños no tienen la capacidad de protegerse por sí mismos ni de entender completamente los riesgos de la exposición solar. Por eso, es responsabilidad de los padres, cuidadores y educadores enseñar y reforzar hábitos saludables. La protección solar infantil en estas edades tan tempranas es muy importante y fundamental cuando comienza el calor.
Un niño que aprende a ponerse protector solar, usar gorra y evitar el sol en las horas más intensas, es más probable que mantenga esos hábitos durante toda su vida. Fomentar el uso de protección solar durante los meses más calurosos normalizará ese comportamiento para convertirlo en un hábito. Desde Farmacia Dalí queremos contaros algunas razones para emplear la protección solar correcta para vuestros pequeños.
Razones fundamentales para usar protección solar infantil durante el verano
La protección solar en los niños es importante durante el verano por su sensibilidad en la piel y el impacto que la radiación solar en su salud a largo plazo. La piel infantil es mucho más delicada que la de los adultos. Es más fina, produce menos melanina (el pigmento que protege contra los rayos UV) y es más vulnerable a las quemaduras solares y al daño causado por la exposición solar.
Uno de los mayores riesgos de una exposición solar sin protección en la infancia es el daño acumulativo. Las quemaduras solares que se producen en los primeros años de vida aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de piel en la edad adulta. Se estima que un gran porcentaje de la exposición solar total que una persona recibe a lo largo de su vida ocurre antes de los 18 años. Lo que refuerza la necesidad de proteger a los niños desde pequeños.
Durante el verano, los niños suelen pasar más tiempo al aire libre. Puede ser en la playa, en la piscina, o jugando en parques. Esto aumenta su exposición al sol, especialmente en las horas de mayor intensidad (entre las 10.00 y las 16.00 horas). Además, muchas veces los niños no notan el daño inmediato del sol. Pueden estar disfrutando sin sentir molestias, pero la quemadura aparecerá horas después, cuando ya es tarde para prevenirla.
Por estas razones, es fundamental adoptar medidas preventivas. Aplica un protector solar de amplio espectro (UVA y UVB) con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30. Repite la aplicación cada dos horas o después de nadar, sudar o estar en la arena de la playa. Complementa la protección solar con ropa adecuada, gorras, sombreros y gafas de sol con filtro UV. También se recomienda evitar el sol en las horas más intensas y fomentar el juego en la sombra.
En definitiva, proteger la piel de los niños del sol previene incomodidades inmediatas como las quemaduras. También reduce el riesgo de enfermedades graves en el futuro. Inculcar hábitos de protección solar desde la infancia es una forma eficaz y sencilla de cuidar su salud a largo plazo.